martes, 17 de julio de 2012

Reflexión

 
 -En tiempos de Buda, murió el único hijo de una mujer llamada Kisagotami.
Incapaz de soportar siquiera la idea de no volver a verlo, la mujer dejó el cadáver de su hijo en la cama y durante muchos días lloró y lloró implorando a los dioses que le permitieran morir a su vez.
Como no encontraba consuelo, empezó a correr de una persona a otra en busca de una medicina que le ayudara a seguir viviendo sin su hijo o, de lo contrario, a morir como él.
Le dijeron que Buda la tenía:
Kisagotami fue a ver a buda, le rindió homenaje y le preguntó:
-¿Puedes preparar una medicina que me sane este dolor o me mate para no sentirlo?
-Conozco esa medicina-contestó Buda-, pero para prepararla necesito ciertos ingredientes.
-¿qué ingredientes?-Preguntó la mujer.
-El más importante es un vaso de vino casero- dijo Buda.
-Ya mismo lo traigo- Dijo Kisagotami. Pero antes de que se marchara, Buda añadió:
-Necesito que el vino provenga de un hogar donde no haya muerto ningún niño, cónyuge, padre o sirviente.
La mujer asintió y, sin perder tiempo, recorrió el pueblo, casa por casa, pidiendo el vino. Sin embargo, en cada casa que visitaba le sucedía lo mismo. Todos estaban dispuestos a regalarle el vino, pero al preguntar si había muerto alguien, ella encontró que todos los hombres habían sido visitados por la muerte. En una vivienda había muerto una hija, en otra un sirviente, en otras el marido o alguno de los padres.
Kisagotami no pudo hallar un hogar donde no se hubiera experimentado el sufrimiento de la muerte.
Al darse cuenta de que no estaba sola en su dolor, la madre se desprendió del cuerpo sin vida de su hijo y fue a ver a Buda. Se arrodilló frente a él y le dijo: Gracias... comprendí..

La ley de la muerte es que ninguna criatura viviente permanezca por siempre.
La búsqueda enseñó a Kisagotami que ninguno vive libre del sufrimiento del luto.
Ella no era la única destinada a aquella terrible desgracia.
El haberlo entendido no eliminó el inevitable dolor de la perdida, pero reduce la pena causada de la inútil lucha contra una triste realidad de la Vida.

Si bien haya fenómenos humanos universales, no es fácil aceptar el dolor y el sufrimiento.
Pero la vida continúa.....